X FECHAS

x orden alfabetico

ENLACES

+ vistas

varios

VARIOS


Contador Gratis
relojes para blogger html clock for websites contador de usuarios online
PULSAR   1  de arriba para cerrar pestaña

Lee IACOCCA (Hablando claro)

stos son apuntes sacados del Libro de Lee Iacocca " Hablando claro" , que en su día leí y recopile.
los tenia escritos a mano y los he tenido que teclear , de lo que me alegro mucho por lo positivo que es teclear un escrito ( y no solo leerlo ).
Victorino Redondo.


"Hasta una decisión correcta resulta equivocada cuando se toma demasiado tarde"


- La cuestión es que siempre hay que subir un escalón mas , por fatigoso que parezca. Lee IACOCCA (Hablando claro)
- El que no se desafía así mismo se apoltrona. Lee IACOCCA (Hablando claro)
-No queremos ser los mas grandes "SOLO" queremos ser los mejores. Lee IACOCCA (Hablando claro)
Lee IACOCCA (Hablando claro)
"La gente siempre me dice :
"pero debe haber algo misterioso , debe existir alguna formula" , la verdad es que no hay tal.
Rodearos de buenos colaboradores , definir unas reglas , comunicaos con vuestros empleados, motivarlos y premiarlos si han rendido , si hacéis bien todo esto no podéis fallar.
Lee IACOCCA (Hablando claro)
En la ciencia de la administración hay dos cuestiones de orden general que seguirán discutiéndose hasta mucho después de que yo haya desaparecido.
-La una es la cuestión del "Papel del ESTADO MAYOR o STAFF " ( los que planifican ) frente al MANDO DE LA LÍNEA ( los que actúan ) .
-La otra es el tema de la dirección por consenso frente a la autoridad arbitraria de un solo hombre.
Lo primero es lo primero , el estado mayor , definido de la mas sencilla , son los ayudan al jefe y no me refiero a los que traen el café , si no a los traen la información que ayuda al jefe a tomar decisiones.
Cuando tengáis que tomar una decisión , no dejéis que os crezca la barba .
Naturalmente , no siempre serán perfectas , o mejor dicho , meteréis la pata alguna vez .
Aprender de los errores , pero no dejéis de INTENTARLO.Lee IACOCCA (Hablando claro)
8 - MANDAMIENTOS Lee IACOCCA (Hablando claro)
1) CONTRATE A LOS MEJORES:
Nada honra tanto a un director general como poder presentar un equipo directivo brillante .
2) PROCURE TENER CLARAS LA PRIORIDADES Y MANTENGA AL DIA LA LISTA DE URGENCIAS.
Por complicado que sea un negocio , siempre debería ser posible resumir nuestras prioridades máximas en un folio.
3) DÍGALO CON CLARIDAD Y SEA BREVE.
4) NO OLVIDE NUNCA QUE LOS DE "LA LÍNEA" (En nuestro caso supermercados) SON LOS QUE GANAN EL DINERO.
-El intercambio de golpes bajos entre organizaciones de ESTADO MAYOR y LÍNEA es una política costosa e inservible .
-Todo alto directivo debe dilucidar consigo mismo como repartir la responsabilidad entre estos dos grupos.
-Por mi parte utilizo un solo axioma que me ayuda a recordar la manera de dominar esas organizaciones tan a menudo enfrentadas entre si :en fin de cuentas , la organización de LÍNEA es la que hace el dinero; el estado mayor ( la central ) NO HACE NI UN CÉNTIMO.
Considero que el papel esencial del STAFF consiste en ayudar al director general en el desarrollo de su trabajo y en actuar como catalizador para "LA LÍNEA".
5) DEFINA LOS LIMITES DE LA CANCHA .
- Soy sumamente partidario de dejar que las operaciones de LÍNEA "operen" es decir , que se delegue en personas competentes y se deje hacer su trabajo . Pero podríais preguntar ahora si los jefes de las áreas principales llevan todo el trabajo , ¿ que le queda al director General ?. Creo que la mayor parte de mi trabajo consiste en lo que yo llamo "delimitar el campo" o sea restablecer las condiciones dentro de las cuales los mandos de LÍNEA podrán actuar con relativa autonomía.
- Como director general yo establezco limites.
- Limito la cuantía máxima del capital que se puede gastar , aunque no necesariamente como gastarlo.
- Limito el numero de ejecutivos en nómina , pero no digo quienes han de ser.
- Limito el volumen de gasto en investigación y desarrollo , pero no me meto en los proyectos que se van a financiar.
Y establezco unas prioridades para la compañía , que representan los limites o los parámetros por los que van a orientarse todos los esfuerzos "DE LA LÍNEA".
6) DEJE LIBRE UN PAR DE "CIMARRONES" .
Todo director general debería desconfiar cuando recibe solo un punto de vista.
Para evitar este peligro , yo siempre he sido partidario de tener a mi alrededor algunos tipos agudos , de esos que son amigos de llevar la contraria y que , por uno u otro motivo , desconfían de las apariencias y no se dejan impresionar por el argumento de que hay que seguir haciendo las cosas así porque siempre se hicieron así.
7) SIGA LAS INCIDENCIAS DIA A DIA.
Es una responsabilidad clave la de garantizar la maximización del beneficio día a día.
8) NO PIERDA DE VISTA LOS PRINCIPIOS BÁSICOS.
-Cuando todo queda dicho y se ha llegado al final de la ciencia , la Dirección de empresas se reduce a un sistema de CÓDIGOS y juicios de valor , por eso uno debe permanecer fiel así mismo en resumida cuentas.

RECOPILADO en internet:

Lee Iacocca nunca imaginó cuando comenzó a trabajar como becario de Ingeniería en la automovilística Ford que le bastarían catorce años para convertirse en 1970 en Presidente de la compañía. Durante los siguientes ocho años dirigió con éxito la empresa. Uno de sus mayores logros de esta etapa fue el firme convencimiento que poseía de intuir los gustos de los consumidores. Producto de ello nació el mítico Ford Mustang, el deportivo que se caracterizó, no tanto por su motor o tecnología, sino por su elegante diseño y por las emociones que transmitía su conducción. Desde entonces, ningún coche de Ford se ha vendido tanto en su primer año de vida y ninguno ha gozado de una aureola de mito como el Mustang. Las luchas internas--y sus fuertes y aireadas divergencias con Henry Ford II--le apearon del puesto.

Lejos de hundirse, este inmigrante de italianos que estudió en Stanford, aceptó en 1978 la Dirección General de Chrysler aún a sabiendas de que la bancarrota estaba llamando a las puertas del gigante de Detroit y las pérdidas del último trimestre alcanzaban la friolera cifra de $160 millones. Iacocca consiguió otro hito--éste ciertamente polémico--en el paraíso del libre mercado: una ayuda gubernamental en el pago de impuestos que utilizó para ganar tiempo y conseguir estabilizar la cuenta de resultados. Con un plan claro para salvar Chrysler se apuntó otro hito en la historia de la empresa norteamericana de finales de los ochenta: pagó todas las deudas en menos de cinco años.

En 1992 se jubiló aunque sigue siendo miembro del Comité Ejecutivo de Chrysler, no sin antes sacar al mercado otros dos modelos míticos: el Plymouth Voyager (1983) y el Dodge Caravan, este último considerado el primer monovolúmen de la historia y que se comercializó en Europa bajo la denominación Chrysler Voyager (1988).

Participó en gran cantidad anuncios televisivos que finalizaban con Iacocca mirando hacia las cámaras y poniendo cara de la mayor franqueza mientras decía: "Si encuentra un coche mejor, cómprelo"

Sus detractores le acusan de irónico, de ser un tipo duro, de exhibir un exacerbado americanismo y de que su único logró fue sobrevivir gracias a los recortes de impuestos del Gobierno y a una campaña de intervencionismo contra las importaciones de coches japoneses. Sin embargo, Iacocca rompió con el modelo de CEO blando y sin carácter que dirigían con languidez las empresas norteamericanas desde los cincuenta y recuperó la imagen de ejecutivo de triunfadores como J.P. Morgan y William Randolph Hearst.

Su integridad en los negocios y los dotes de estratega auparon a Iacocca a las más altas cotas de la excelencia empresarial. Tras el impresionante relato sobre el arte de perder batallas pero ganar la guerra, las pugnas con los todopoderosos sindicatos, la utilización de las incipientes técnicas de Marketing y Publicidad en la empresa, en su libro 'Iacocca: Autobiografía de un triunfador'-de lectura obligada en muchas facultades y escuelas de negocios-subyace un canto al constante clima de competencia, a convivir estrechamente con los objetivos y sus estrategias y al permanente autoanálisis de los errores propios.

Lee Iacocca (12 de octubre de 1924, Allentown, Pennsylvania, Estados Unidos), es una de las personas más representativas de la industria del automóvil de finales del siglo XX y principios del XXI.

Estudió en las universidades de Lehigh y Princeton, licenciándose en ingeniería industrial. Empezó como ingeniero en prácticas en la compañía Ford Motor Company en 1946; después se incorporó al departamento de ventas; en 1953 ascendió hasta jefe de este departamento del distrito de Filadelfia; tres años después fue nombrado jefe del departamento de ventas de la ciudad de Washington y en 1960 sucedió a Robert S. McNamara como vicepresidente y director general.

Un factor significativo en su opinion eran los autos importados, que cada vez abarcaban mas el mercado norteamericano.

Sin imaginar que crearía una leyenda, concibió uno de los autos más exitosos que haya fabricado Ford, el Mustang. Debido a su enorme intuición sobre los gustos de los consumidores pidió a los diseñadores construir no el mejor, sino el más barato de los autos deportivos. Los estadounidenses no querían tanto el motor de auto deportivo sino la apariencia. Ford les ofreció a los consumidores emoción y un aire elegante a un precio sumamente razonable. El Mustang se vendió más en su primer año (1964) que cualquier otro automóvil de Ford, batiendo todos los récords de ventas.

En 1970 ya era presidente de la empresa Ford. También dirigió la creación del controversial Pinto.

Destituido del cargo en 1978 debido a sus divergencias con Henry Ford II, Iacocca fue contratado como presidente y director ejecutivo de Chrysler Corporation, empresa que atravesaba una mala situación, tan solo el trimestre que estaba por terminar mostraba una perdida de 160 millones de dólares. Consiguió ayuda gubernamental, pagó todas las deudas en menos de cinco años, y le dio la vuelta a la situación de la empresa. Su monovolumen o minivan Dodge Caravan/Plymouth Voyager, introducida en 1983, fue uno de los vehículos más vendidos en Estados Unidos. Iacocca se jubiló a finales de 1992, pero sigue perteneciendo al comité ejecutivo de Chrysler. Es autor de dos libros que continúan siendo éxitos de ventas: Iacocca: una autobiografía (1984) y Hablando claro (1988).

La autobiografía de Lee lacocca, editada en 1983, vendió siete millones de ejemplares sólo en los EE.UU., expandiéndose por el mundo traducida a seis idiomas. (Como libro de "tapas duras" es sólo superado por La Biblia y Juan Salvador Gaviota.)

Entró en Ford como simple vendedor y revolucionó la compañía, tanto con sus ideas de marketing como ideando nuevos modelos. Su gran éxito fue el modelo Mustang, un coche de aspecto deportivo que se vendió a un precio económico y constituyó un éxito.

Tras marcharse humillado de Ford, John Riccardo, el entonces presidente de Chrysler, veía como la vida de la empresa se le iba entre los dedos. Como no tenía mucho que perder, le llamó y le dio plenos poderes. Iacocca reunió a algunos de sus antiguos compañeros de Ford y puso en marcha una gama de nuevos modelos, entre los cuales destaca el Voyager, el primer monovolumen que salió al mercado. Uno de sus últimos grandes aciertos fue lograr reunir un equipo que, tras su retirada, llevo a Chrysler a ser nuevamente una compañía muy eficiente.

Leer más...

La estupidez humana -

PUBLICADO EN

>>>>>>>>>>> SELECCIÓN DE ARTÍCULOS IMPRESCINDIBLES



Dos resúmenes hechos por distintos autores.


Carlo M. Cipolla (1922-2000)


Historiador italiano especializado en la historia de la economía. Nacido en Pavía, estudió en la Sorbona y en la London School of Economics. Empezó a trabajar en la Universidad de Catania, en Sicilia, pasando después por las universidades de Venecia, Turín, Florencia, Pavía y Pisa. En 1959 se incorporó a la Universidad de California en Berkeley donde permaneció hasta su retiro en 1991.

Fue un autor prolífico, creativo y con diversidad de intereses. Su autoridad fue siempre reconocida en la historia económica, especialmente en la historia del dinero y de la población, pero trabajó también en la historia de la tecnología, la alfabetización y los sistemas sanitarios.

Obtuvo numerosos reconocimientos y honores, desde el doctorado honorífico en medicina por la universidad de su Pavía natal, hasta la membresía en la Royal Historical Society of Great Britain, la American Academy of Arts and Sciences, y la Accademia dei Lincei, a la que había pertenecido Galileo.

Uno de los trabajos más divulgados de Carlo M. Cipolla es su breve análisis económico, demográfico e histórico de la estupidez humana que publicó en su libro "Allegro ma non troppo" de 1988. No es su trabajo más formal, ni el mas serio, ni el que le dio más prestigio académico, pero vamos a hacer aquí una presentación somera de su contenido en la confianza de pueda servir de aviso al lector y contribuir así al progreso del conjunto de la sociedad

Obras destacadas:

  • Moneda, precios y civilización en el área mediterránea (1956)
  • Le Avventure della lira (1958)
  • Hombres, técnicas, economía (1962)
  • Historia económica de la población mundial (1962)
  • Educación y desarrollo en Occidente (1969)Historia económica de Europa (9 vols., 1972-1976)
  • Historia económica de la Europa preindustrial (1974)
  • Contra el enemigo invisible (1985)
  • Allegro ma non troppo (1988)
  • Miasmas y humores (1989)
  • La odisea de la plata española (1999)

Las leyes fundamentales de la estupidez humana
(basado en Cipolla (1988), Allegro ma non troppo )


Primera Ley Fundamental: Siempre e inevitablemente todos subestiman el número de individuos estúpidos en circulación

A primera vista esta afirmación puede parecer trivial, o más bien obvia, o poco generosa, o quizá las tres cosas a la vez. Sin embargo, un examen más atento revela de lleno la rotunda veracidad de esta afirmación. Cipolla considera que por muy alta que sea la estimación cuantitativa que se haga de la estupidez humana, siempre quedaremos sorprendidos de forma repetida y recurrente por el hecho de que:

  1. personas que uno ha considerado racionales e inteligentes en el pasado resultan ser inequívocamente estúpidas;

  2. día tras día, con una monotonía incesante, vemos cómo entorpecen y obstaculizan nuestra actividad individuos obstinadamente estúpidos, que aparecen de improviso e inesperadamente en los lugares y en los momentos menos oportunos.

La Primera Ley Fundamental impide la atribución de un valor numérico a la fracción de personas estúpidas respecto del total de la población. Cualquier estimación numérica resultaría ser una subestimación. Por ello en las líneas que siguen se designará la proporción de personas estúpidas en el seno de una población con el símbolo σ.

Segunda Ley Fundamental: La probabilidad de que cierta persona sea estúpida es independiente de cualquier otra característica de esa persona.

No todos los humanos son iguales ya que unos son más estúpidos que otros. Según Cipolla, el grado de estupidez viene determinado genéticamente por la naturaleza pero no está asociado a ninguna otra característica de raza, sexo, nacionalidad o profesión.

El profesor Cipolla realizó amplios estudios demográficos con muy diversos sectores de la población. Inicialmente afirma haber comprobado que entre los trabajadores "de cuello azul" existía una fracción σ de estúpidos y que esa fracción era mayor de lo que esperaba, con lo que se confirmaba la primera Ley. Sospechando que podía deberse a falta de cultura o a marginalidad social estudió muestras de trabajadores "de cuello blanco" y a estudiantes, comprobando que entre ellos se mantenía la misma proporción. Más sorprendido aún quedó al medir el mismo parámetro entre los profesores de universidad. Decidió por tanto expandir sus estudios hasta la élite de la sociedad, los laureados con el Premio Nobel. El resultado confirmó el poder supremo de la naturaleza: una proporción σ de laureados con el Nobel son estúpidos.

Tercera Ley Fundamental (o de Oro): una persona estúpida es aquella que causa pérdidas a otra persona o grupo de personas sin obtener ninguna ganancia para sí mismo e incluso incurriendo en pérdidas.

El análisis de costes y beneficios de Carlo M. Cipolla permite clasificar a los seres humanos en cuatro tipos de personas, cada uno de los cuales ocupa un cuadrante en un sistema de coordenadas. Si representamos en el eje de abcisas el beneficio, positivo o negativo, que obtiene el individuo y en el eje de ordenadas el beneficio (+) o coste (-) que causa a los demás, podemos definir y estimar las coordenadas de los siguientes tipos:

  • Desgraciado (D): aquel que se causa un perjuicio a sí mismo, beneficiando a los demás.

  • Inteligente (I): aquel que se beneficia a sí mismo, beneficiando a los demás.

  • Bandido (B): aquel que obtiene beneficios para sí mismo, perjudicando a los demás.

  • Estúpido (E): aquel que causa pérdidas a otros, perjudicándose a la vez a sí mismo.

Distribución de Frecuencia

La mayoría de los individuos no actúa consistentemente. Bajo ciertas circunstancias una persona puede actuar inteligentemente y en otras actuar como desgraciado. La única importante excepción a esta regla es la de las personas estúpidas que normalmente muestran una fuerte tendencia hacia un comportamiento estúpido en cualquier actividad o empresa. Para los demás, podremos calcular su posición en el eje de coordenadas del gráfico 1 como una media de los resultados de sus acciones en términos de costes y beneficios causados sobre sí mismos y sobre los demás. Esta posibilidad nos permite hacer la siguiente digresión:

Consideraremos un "bandido perfecto" aquel que mediante sus acciones obtiene para sí mismo un beneficio igual al coste que origina en los demás. Es el caso del ladrón que roba a otro cien euros sin causarle ningún coste adicional. Esta situación puede ser definida como un "juego de suma cero" en el que el conjunto de la sociedad ni gana ni pierde. El "bandido perfecto" quedaría representado en el eje de coordenadas del gráfico 2 sobre la línea OM que bisecta el cuadrante B.

Sin embargo los "bandidos perfectos" son relativamente escasos. Es más frecuente que haya "bandidos inteligentes" (Bi) que obtienen más beneficios que los costes que causan, o "bandidos estúpidos" (Be), que para obtener algún beneficio causan un coste alto a los demás. Desgraciadamente los bandidos que permanecen por encima de la línea OM son relativamente poco numerosos. Es mucho más frecuente el individuo Be. Ejemplo de este último puede ser el ladrón que destroza los cristales de un coche para robar su radio o el que asesina a alguien para irse con su mujer a pasar un fin de semana en Montecarlo.

El poder de la estupidez

Los estúpidos son peligrosos y funestos porque a las personas razonables les resulta difícil imaginar y entender un comportamiento estúpido. Una persona inteligente puede entender la lógica de un bandido. Las acciones de un bandido siguen un modelo de racionalidad. El bandido quiere obtener beneficios. Puesto que no es suficientemente inteligente como para imaginar métodos con que obtener beneficios para sí procurando también beneficios a los demás, deberá obtener su beneficio causando pérdidas a su prójimo. Ciertamente, esto no es justo, pero es racional, y siendo racional, puede preverse. En definitiva, las relaciones con un bandido son posibles puesto que sus sucias maniobras y sus deplorables aspiraciones pueden preverse y, en la mayoría de los casos, se puede preparar la oportuna defensa.

Con una persona estúpida todo esto es absolutamente imposible. Tal como está implícito en la Tercera Ley Fundamental, una criatura estúpida nos perseguirá sin razón, sin un plan preciso, en los momentos y lugares más improbables y más impensables. No existe modo racional de prever si, cuando, cómo y por qué, una criatura estúpida llevará a cabo su ataque. Frente a un individuo estúpido, uno está completamente desarmado.

Puesto que las acciones de una persona estúpida no se ajustan a las reglas de la racionalidad, es lógico pensar que tienen todas las de ganar porque:

  1. generalmente el ataque nos coge por sorpresa.

  2. incluso cuando se tiene conocimiento del ataque, no es posible organizar una defensa racional porque el ataque, en sí mismo, carece de cualquier tipo de estructura racional.

El hecho de que la actividad y los movimientos de una criatura estúpida sean absolutamente erráticos e irracionales, no sólo hace problemática la defensa, sino que hace extremadamente difícil cualquier contraataque. Y hay que tener en cuenta también otra circunstancia: la persona inteligente sabe que es inteligente; el bandido es consciente de que es un bandido y el desgraciado incauto está penosamente imbuido del sentido de su propia candidez. Pero al contrario que todos estos personajes, el estúpido no sabe que es estúpido y esto contribuye en gran medida a dar mayor fuerza, incidencia y eficacia a su poder devastador.

Cuarta Ley Fundamental: Las personas no estúpidas subestiman siempre el potencial nocivo de las personas estúpidas. Los no estúpidos, en especial, olvidan constantemente que en cualquier momento, lugar y circunstancia, tratar y/o asociarse con individuos estúpidos se manifiesta infaliblemente como un costosísimo error.

No hay que asombrarse de que las personas desgraciadas e incautas, es decir, las que en los gráficos 1 y 2 se sitúan en el cuadrante D, no reconozcan la peligrosidad de las personas estúpidas. El hecho no representa sino una manifestación más de su falta de previsión. Pero lo que resulta verdaderamente sorprendente es que tampoco las personas inteligentes ni los bandidos consiguen muchas veces reconocer el poder devastador y destructor de la estupidez. Es extremadamente difícil explicar por qué sucede esto. Se puede tan sólo formular la hipótesis de que, a menudo, tanto los inteligentes como los bandidos, cuando son abordados por individuos estúpidos, cometen el error de abandonarse a sentimientos de autocomplacencia y desprecio en lugar de preparar la defensa y segregar inmediatamente cantidades ingentes de adrenalina ante tamaña situación de peligro.

Uno de los errores más comunes es llegar a creer que una persona estúpida sólo se hace daño a sí misma, pero esto no es más que confundir la estupidez por la candidez de los desgraciados.

A veces hasta se puede caer en la tentación de asociarse con un individuo estúpido con el objeto de utilizarlo en provecho propio. Tal maniobra no puede tener más que efectos desastrosos porque:

a) está basada en la total incomprensión de la naturaleza esencial de la estupidez y
b) da a la persona estúpida la oportunidad de desarrollar sus capacidades aún más allá de lo originalmente supuesto. Uno puede hacerse la ilusión de que está manipulando a una persona estúpida y, hasta cierto punto, puede que incluso lo consiga, pero debido al comportamiento errático del estúpido, no se pueden prever todas sus acciones y reacciones y muy pronto uno se verá arruinado y destruido sin remedio.

A lo largo de los siglos, en la vida pública y privada, innumerables personas no han tenido en cuenta la Cuarta Ley Fundamental y esto ha ocasionado pérdidas incalculables.



Macroanálisis y Quinta Ley Fundamental: La persona estúpida es el tipo de persona más peligrosa que existe.

Las consideraciones finales de la Ley cuarta nos conducen a un análisis de tipo "macro", según el cual, en lugar del bienestar individual, se toma en consideración el bienestar de la sociedad, definido, en este contexto, como la suma algebraica de las condiciones del bienestar individual. Es esencial para efectuar este análisis una completa comprensión de la Quinta Ley Fundamental. No obstante, es preciso añadir que de las cinco leyes fundamentales, la Quinta es, de largo, las más conocida.

El corolario de la ley dice así:

El estúpido es más peligroso que el bandido.

La formulación de la ley y el corolario son aún del tipo "micro". Sin embargo, tal como hemos anunciado anteriormente, la ley y su corolario tienen profundas implicaciones de naturaleza "macro".
Si todos los miembros de una sociedad fuesen bandidos perfectos, la sociedad quedaría en una situación estancada pero no se producirían grandes desastres. Todo quedaría reducido a transferencias masivas de riqueza y bienestar. Pero cuando los estúpidos entran en acción las cosas cambian completamente. La personas estúpidas ocasionan pérdidas a otras personas sin obtener ningún beneficio para ellas mismas y, por consiguiente, la sociedad entera se empobrece.

El gráfico 3 muestra un sistema de clasificación simple entre las acciones que causan beneficio o perjuicio a la sociedad como un todo. Toda actividad representable a la derecha de la línea NOM implica una redistribución con beneficio social neto, mientras que las actividades que caen a la izquierda o debajo de dicha línea implican pérdidas sociales netas.

El profesor Carlo M. Cipolla, erudito historiador que ha investigado intensamente la sociedad clásica romana, la sociedad medieval y muchas otras de la antigüedad, está perfectamente cualificado para afirmar, como hace, que el coeficiente σ es una constante histórica. ¿Por qué entonces unas sociedades prosperan y otras entran en decadencia? Depende exclusivamente de la capacidad de los individuos inteligentes para mantener a raya a los estúpidos.

Más aún: en las sociedades en decadencia, el porcentaje de individuos estúpidos sigue siendo igual a σ; sin embargo, en el resto de la población Cipolla observa, sobre todo entre los individuos que están en el poder, una alarmante proliferación de bandidos con un elevado porcentaje de estupidez. Y entre los que no están en el poder, un igualmente alarmante crecimiento del número de los desgraciados incautos. Tal cambio en la composición de la población de los no estúpidos es el que refuerza inevitablemente el poder destructivo de la fracción σ y conduce al país a la ruina

La estupidez humana

-RESUMEN DEL LIBRO "ALLEGRO MA NON TROPPO"-

Carlo M. Cipolla

"Tengo la firme convicción, avalada por años de observación y experimentación, de que los hombres no son iguales, de que algunos son estúpidos y otros no lo son." Carlo Cipolla


LAS LEYES FUNDAMENTALES DE LA ESTUPIDEZ HUMANA

  1. La Primera Ley Fundamental: " Siempre e inevitablemente cada uno de nosotros subestima el número de individuos estúpidos que circulan por el mundo".
  2. La Segunda Ley Fundamental: " La probabilidad de que una persona determinada sea estúpida es independiente de cualquier otra característica de la misma persona".
  3. La Tercera Ley Fundamental: " Una persona estúpida es una persona que causa daño a otra o grupo de personas sin obtener, al mismo tiempo, un provecho para sí, o incluso obteniendo un perjuicio".
  4. La Cuarta Ley Fundamental: " Las personas no estúpidas subestiman siempre el potencial nocivo de las personas estúpidas. Los no estúpidos, en especial, olvidan constantemente que en cualquier momento y lugar, y en cualquier circunstancia tratar y/o asociarse con individuos estúpidos se manifiesta infaliblemente como un costosísimo error".
  5. La Quinta Ley Fundamental: " La persona estúpida es el tipo de persona más peligroso que existe. El estúpido es más peligroso que el malvado".

CATEGORÍAS FUNDAMENTALES DE PERSONAS

Todos los seres humanos están incluidos en una de estas cuatro categorías fundamentales: los incautos, los inteligentes, los malvados y los estúpidos.

Los Incautos: Podemos recordar ocasiones en que un individuo realizó una acción (es decisivo que sea él quién la inicie), cuyo resultado fue una pérdida para él y una ganancia para nosotros: habíamos entrado en contacto con un incauto.

Los Inteligentes: Igualmente nos vienen a la memoria ocasiones en que un individuo realizó una acción de la que ambas partes obtuvimos provecho: se trataba de una persona inteligente.

Una persona inteligente puede alguna vez comportarse como una incauta, como puede también alguna vez adoptar una actitud malvada. Pero, puesto que la persona en cuestión es fundamentalmente inteligente, la mayor parte de sus acciones tendrán la característica de la inteligencia.

En determinadas circunstancias una persona actúa inteligentemente, y en otras circunstancias esta misma persona puede comportarse como una incauta. La única excepción importante a la regla la representan las personas estúpidas que, normalmente, muestran la máxima tendencia a una total coherencia en cualquier campo de actuación.

Los Malvados: Todos nosotros recordamos ocasiones en que, desgraciadamente, estuvimos relacionados con un individuo que consiguió una ganancia causándonos perjuicio a nosotros: nos encontramos frente a un malvado.

Existen diversos tipos de malvados; el malvado perfecto es aquél que con sus acciones causa a otro pérdidas equivalentes a sus ganancias. Otro tipo de malvados son aquellos que obtienen para sí ganancias mayores que las pérdidas que ocasionan en los demás, esos son deshonestos y con un grado elevado de inteligencia, pero la mayoría de los malvados son individuos cuyas acciones les proporcionan beneficios inferiores a las pérdidas ocasionadas a los demás. Este individuo se situará muy cerca del límite de la estupidez pura.

Los Estúpidos: Nuestra vida está salpicada de ocasiones en que sufrimos pérdidas de dinero, tiempo, energía, apetito, tranquilidad y buen humor por culpa de las dudosas acciones de alguna absurda criatura a la que, en los momentos más impensables e inconvenientes, se le ocurre causarnos daños, frustraciones y dificultades, sin que ella vaya a ganar absolutamente nada con sus acciones.

Nadie sabe, entiende o puede explicar por qué esta absurda criatura hace lo que hace. En realidad no existe explicación -o mejor dicho- solo hay una explicación: la persona en cuestión es estúpida.

La mayoría de las personas estúpidas son fundamentalmente y firmemente estúpidas, en otras palabras, insisten con perseverancia en causar daños o pérdidas a otras personas sin obtener ninguna ganancia para sí, sea esto positivo o negativo. Pero aún hay más. Existen personas que con sus inverosímiles acciones, no solo causan daños a otras personas, sino también a sí mismos. Estas personas pertenecen al género de los superestúpidos.

EL PODER DE LA ESTUPIDEZ

Como ocurre con todas las criaturas humanas, también los estúpidos influyen sobre otras personas con intensidad muy diferente. Algunos estúpidos causan normalmente perjuicios limitados, pero hay otros que llegan a ocasionar daños terribles, no ya a uno o dos individuos, sino a comunidades o sociedades enteras. La capacidad de hacer daño que tiene una persona estúpida depende de dos factores principales: del factor genético y del grado de poder o autoridad que ocupa en la sociedad.

Nos queda aún por explicar y entender qué es lo que básicamente vuelve peligrosa a una persona estúpida; en otras palabras en qué consiste el poder de la estupidez.

Esencialmente, los estúpidos son peligrosos y funestos porque a las personas razonables les resulta difícil imaginar y entender un comportamiento estúpido.

Una persona inteligente puede entender la lógica del malvado. Las acciones de un malvado siguen un modelo de racionalidad: racionalidad perversa, si se quiere, pero al fin y al cabo racionalidad. El malvado quiere añadir un "más" a su cuenta. Puesto que no es suficientemente inteligente como para imaginar métodos con que obtener un "más" para sí, procurando también al mismo tiempo un "más" para los demás, deberá obtener su "más" causando un "menos" a su prójimo.

Desde luego, esto no es justo, pero es racional, y si es racional uno puede preverlo.

Con una persona estúpida todo esto es absolutamente imposible. Una criatura estúpida os perseguirá sin razón, sin un plan preciso, en los momentos y lugares más improbables y más impensables. No existe modo alguno racional de prever si, cuándo, cómo, y por qué, una criatura estúpida llevará a cabo su ataque. Frente a un individuo estúpido, uno está completamente desarmado.

Puesto que las acciones de una persona estúpida no se ajustan a las reglas de la racionalidad, de ello se deriva que generalmente el ataque nos coge por sorpresa incluso cuando se tiene conocimiento del ataque no es posible organizar una defensa racional, porque el ataque, en sí mismo carece de cualquier tipo de estructura racional.

El hecho de que la actividad y los movimientos de una criatura estúpida sean absolutamente erráticos e irracionales no sólo hace problemática la defensa, sino que hace extremadamente difícil cualquier contraataque. Hay que tener en cuenta también otra circunstancia. La persona inteligente sabe que es inteligente. El malvado es consciente de que es malvado. El incauto está penosamente imbuido del sentido de su propia candidez. Al contrario de todos estos personajes, el estúpido no sabe que es estúpido. Esto contribuye poderosamente a dar mayor fuerza, incidencia y eficacia a su acción devastadora.

Con la sonrisa en los labios, como si hiciese la cosa más natural del mundo, el estúpido aparecerá de improviso para echar a perder tus planes, destruir tu paz, complicarte la vida y el trabajo, hacerte perder dinero, tiempo, buen humor, apetito, productividad, y todo esto sin malicia, sin remordimientos y sin razón. Estúpidamente.

No hay que asombrarse de que las personas incautas, generalmente no reconozcan la peligrosidad de las personas estúpidas. El hecho no representa sino una manifestación más de su falta de previsión. Pero lo que resulta verdaderamente sorprendente es que tampoco las personas inteligentes ni las malvadas consiguen muchas veces reconocer el poder devastador y destructor de la estupidez.

Generalmente, se tiende incluso a creer que una persona estúpida sólo se hace daño a sí misma, pero esto significa que se está confundiendo la estupidez con la candidez.

SOCIEDAD Y ESTUPIDEZ

Sería un grave error creer que el número de estúpidos es más elevado en una sociedad en decadencia que en una sociedad en ascenso. Ambas se ven aquejadas por el mismo porcentaje de estúpidos. La diferencia entre ambas sociedades reside en el hecho de que en la sociedad en declive los miembros estúpidos de la sociedad se vuelven más activos por la actuación permisiva de los otros miembros.

Un pais en ascenso tiene también un porcentaje insólitamente alto de individuos inteligentes que procuran tener controlada a la fracción de los estúpidos, y que, al mismo tiempo, producen para ellos mismos y para los otros miembros de la comunidad ganancias suficientes como para que el progreso sea un hecho.

En un país en decadencia, el porcentaje de individuos estúpidos sigue siendo igual; sin embargo, en el resto de la población se observa, sobre todo entre los individuos que están en el poder, una alarmante proliferación de malvados con un elevado porcentaje de estupidez y, entre los que no están en el poder, un igualmente alarmante crecimiento del número de los incautos.
Leer más...