¿Qué pueden aprender los ejecutivos y emprendedores de Nadal y su victoria en Roland Garros?
1. Ignora a los que le critican. Hace un año, Canal + Francia le acusó de doparse. Parte del público de Roland Garros celebraba con aplausos sus errores. Nadal no se dejó influir.
2. Confía en el elixir del trabajo. Estuvo de baja muchos meses para recuperarse de las lesiones. Hubo gente que le descartó de antemano. Incluso él pensó que era muy difícil ganar este Roland Garros. Pero lo hizo gracias a “trabajo y esfuerzo”, según sus propias palabras.
3. No deja que el éxito se le suba a la cabeza. Cuando ganas muchos torneos, todo el mundo te alaba y la prensa te endiosa. Pau Gasol destaca que, a pesar de su magnífica carrera, Nadal mantiene “la humildad y la naturalidad”. Muchos deportistas acaban borrachos de éxito y ahí empieza su fin. Como los ejecutivos que llegan a la cima.
4. Cuando parece que está perdiendo un partido, mantiene el espíritu de lucha gracias a su fuerza de voluntad. El mundo del deporte (y de la empresa) está plagado de grandes atletas que se derrumban en los momentos de máxima tensión. Nadal, no.
5. La victoria sin sufrimiento no existe. Supone atravesar muchos momentos de rutina, de dolor, de sinsabores. Pero ¿quién conoce una victoria fácil? Debería ser la primera regla de los empresarios.
6. Cada año, Nadal tiene menos errores. Porque cree que todo se puede corregir y mejorar. Es un trabajo que no tiene fin. Eso se llama autocrítica, una cualidad muy escasa en el universo ejecutivo.
7. Cuando llega a la cima, es agradecido con los que le ayudaron. Rafael Nadal siempre tiene palabras para aquellos que le apoyan e incluso para los patrocinadores, los grandes olvidados, y los que ponen el dinero. El mundo económico está plagado de personas que se olvidan de quienes les auparon.