Colocó un jarrón con flores amarillas sobre una mesa y les dijo: “He ahí el problema”
Todos confundidos, observaron y se preguntaban para qué las flores y para qué el jarrón.
En ése momento uno de los monjes se levantó y con su espada ¡zas! dió un golpe, rompió el jarrón que cayó al piso hecho pedazos y dijo:
“Se acabó el problema”
El maestro inmediatamente se levantó y dijo: Alguien se atrevió a dar solución al problema y no sólo eso, sino que lo eliminó.
El será el guardián del monasterio.
El maestro inmediatamente se levantó y dijo: Alguien se atrevió a dar solución al problema y no sólo eso, sino que lo eliminó.
El será el guardián del monasterio.