Sorprendentemente, la mente no tiene ningún mecanismo de fábrica para mantener las intenciones —no importa lo importantes que sean— en el primer plano de la conciencia. El irónico resultado es que la misma mente que produce intenciones a menudo fracasa en tomárselas seriamente.–Dr. Steve Levinson, autor de Following Through: A Revolutionary New Model For Finishing Whatever You Start e inventor de Motiveaider.
Es una herramienta simple y sencilla. Nos ayuda a mejorar nuestra capacidad de auto-regulación. Nos permite formar hábitos y rituales con más rapidez y seguridad.
Es un simple avisador electrónico que se coloca en el bolsillo del pantalón o en el cinturón. Se puede programar para que vibre a intervalos predeterminados (cada pocos segundos o tan espaciadamente como una vez cada 24 horas) y aleatoriamente en un rango de tiempo fijado.
Es, por tanto, silencioso y portable. El único que notará el aviso será el portador. El nivel de vibración también es graduable porque puede ser más fácil o difícil darse cuenta de ella según el entorno o la situación .
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Justificación
Cuando formamos rituales o hábitos, nos encontramos con la dificultad de mantener nuestras intenciones iniciales. Somos seres oportunistas siempre atentos a la última novedad en el entorno. Cambiamos rápidamente de una tarea a otra, estamos expuestos a la información externa y somos muy vulnerables a la infoxicación .
En este caos interno y externo es muy fácil que la intención inicial quede sepultada bajo el marasmo de los nuevos acontecimientos en capas cada vez más profundas de nuestra memoria. No tenemos ningún mecanismo biológico o “de fábrica” que nos permita recordar periódicamente una intención inicial.
Esto es un gran problema, porque recordar la intención inicial para ponerla en práctica es la única manera de formar un hábito o ritual. Es fácil que cuando llegue el momento no tengamos la intención en la superficie de nuestra mente o memoria de trabajo y perdamos la oportunidad de poner en práctica el hábito y reforzarlo hasta que se convierta en una segunda naturaleza: ya no necesitaríamos pensar conscientemente en él y podríamos liberar memoria de trabajo.
Debido a ello tenemos que crear medios artificiales –no biológicos— para recordar nuestras intenciones. El Motiveaider es un instrumento para recordar periódicamente la intención que queremos convertir en hábito.
Cómo usarlo
Podemos usar el Motiveaider para formar hábitos o rituales.
1º Asociamos la vibración del artefacto a un recordatorio o mensaje que nos recuerde el hábito que queremos formar.
Por ejemplo, imagina que estás intentando desarrollar la conciencia de tus propios pensamientos y emociones. Esta habilidad o hábito es tremendamente importante para mejorar tu vida emocional, social y cognitiva. Consideras que tendrá un efecto poderoso sobre tu eficacia laboral y tu bienestar.
Quieres ser consciente en tiempo real no sólo de lo que ocurre en tu entorno, para obtener la máxima información, sino que también crees que has de ser muy consciente de tus pensamientos y de tus reacciones emocionales a los acontecimientos.
La dificultad de convertir una intención tan saludable —pero a su vez vaga o general— es que la buena intención no se mantiene mucho tiempo en tu mente, pues en la vorágine del día a día pocas veces te acuerdas de ella.
La solución está en asociar la vibración a un mensaje específico que anime a una acción concreta que te permita desarrollar el hábito: “Dedico 10 segundos a observar mi estado emocional y los pensamientos que pasan por mi cabeza de la manera más imparcial y desapasionada posible”.
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2º Programamos el aviso del Motiveaider para que vibre cada cierto tiempo
El intervalo elegido dependerá del tipo de hábito o ritual que quieres formar. Para el caso anterior, yo elegiría un intervalo al azar entre 15 minutos y una hora. Por supuesto, aquí no hay reglas fijas; si quiero habituarme a tomar descansos cada dos horas en el trabajo, lo programaría cada dos horas. Aquí podemos ser muy experimentales.
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3º Asociamos la vibración con una sola intención y acción a la vez, y repetimos el número de días necesario hasta que el hábito esté formado.
Esto también dependerá del hábito o ritual que estemos intentando formar pero lo normal es que la formación de un hábito dure entre 21 días y 2 meses.
El formar un hábito cada vez es fundamental. El principio de concentración es capital en la formación de rituales.
Aplicaciones
Los usos son casi ilimitados. Puede servir para formar cualquier hábito que pueda beneficiarse de la repetición a intervalos o al azar de una acción.
En la página de Behavioral Dynamics tenéis una lista muy completa de aplicaciones.
Entre ellas están: ceñirte a una dieta. Mejorar tu tenis o golf. Mejorar tu actuación en el trabajo. Intentar una nueva actitud o perspectiva. Mantenerte concentrado en el trabajo. Mejorar tu imagen. Desarrollar tus relaciones. Dejar de fumar. Organizarte. Ser un mejor compañero. Ser un padre más efectivo. Mejorar las habilidades de comunicación. Mejorar la postura. Reducir el estrés. Dejar de comerte las uñas. Convertirte en un orador más efectivo y seguro. Etc.
Hoy en día, yo no lo uso para formar hábitos sino para medir los pomodoros de 25 minutos de mis sesiones de trabajo, y para avisarme de su fin de manera discreta dondequiera que me encuentre. Cuando vibra dejo lo que esté haciendo durante un par de minutos y después inicio un nuevo pomodoro de otros 25. Este es mi modo de implantar el paradigma del velocista: ciclos de sesiones intensas + breves recuperaciones.
No es necesario que compres el Motiveaider, aunque es una muy buena inversión —conozco pocas herramientas tan valiosas—. En su lugar, puedes usar el móvil o algún reloj electrónico que contenga la función programable de aviso cada cierto tiempo. La única dificultad es que tienes que pulsar su inicio cada vez que te anuncie que el tiempo definido ha transcurrido. Con el Motiveaider se inicia automáticamente otra cuenta atrás.
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