GTD: Getting Things Done.Uno de los temas de conversación recurrentes con mis colegas emprendedores es la organización del tiempo, la gestión de tareas, la productividad. Hay un denominador común en todas las personas con las que he conversado sobre productividad y gestión del tiempo:
Siglas que todo aficionado a la productividad ve en su mente cada vez que cierra los ojos…
y piensa en todo lo que NO ha hecho ese día de su lista de tareas pendientes.
La productividad nos tiene obsesionados; nunca tenemos suficiente. Queremos más.Somos carne de cañon para los escritores que publican libro tras libro sobre cómo mejorar la productividad. Libros sobre metodologías: GTD, ADD, Autofocus, libros sobre cómo sacar todo el partido a herramientas: Onmifocus, RTM, Flow, iAdd, Things, Basecamp,… todo suena maravilloso, factible, potente y sencillo de ejecutar cuando te lo explica su creador en la contraportada de su libro o en la vista previa gratuita que nos descargamos de Amazon. Pero no es así.
Un buen amigo mío apuesta por la sencillez a la hora de enfrentarse a la lista de tareas pendientes. Y es un gran consejo. Lée el artículo.
La mejor herramienta GTD
Mi granito de arena de hoy sobre el tema de la elección de la mejor herramienta GTD es un tanto peculiar, pero es uno de los que más me sirvió a mí cuando decidí apostar seriamente por una estrategia de gestión de mi productividad personal:La mejor herramienta de productividad personal que tenemos a nuestra disposición…En efecto, dicha herramienta está dentro de nuestro cerebro y no es más que un peculiar mecanismo que nos incita a terminar algo que hemos empezado o algo a lo que nos hemos comprometido. Un mecanismo cognitivo que nos genera ese famoso “cargo de conciencia” si dejamos algo a medias, que nos deja intranquilos si no acabamos algo a lo que nos habíamos comprometido -con otra persona o con nosotros mismos-. Podemos llamarlo, por ejemplo: Centro de la Responsabilidad.
está dentro de nuestro cerebro.
Algunas personas han desarrollado a lo largo de los años una barrera entorno a este mecanismo cerebral, para ignorar su funcionamiento y tratar de vivir felices en la mediocridad. Es algo no deseable, pero es una realidad. Tranquilos; es reversible; hablaremos de ello.
Pero para un gran número de personas, ese mecanismo es lo que les impulsa a ser productivas, a ser excelentes, a cumplir sus compromisos y a volver a casa a tiempo para dar el baño y la cena a sus hijos, con sensación de haber tenido un día productivo.
Como muchos mecanismos de nuestro cuerpo (y mente), podemos ejercitarlo para que sea más efectivo en su trabajo. Y la mejor manera de ejercitarlo es usarlo a menudo: cada vez que nos esforcemos y terminemos algo complejo, algo tedioso pero importante, algo nada apetecible pero necesario, algo que esté en nuestra lista de tareas y que al acabarlo podamos tacharlo, sentiremos una sensación de bienestar y de “misión cumplida“. Eso potenciará nuestro Centro de la Responsabilidad.
¿Quieres experimentarlo en directo?
Esto es lo que debes hacer para activar tu “Centro de la Responabilidad”:1) Ve a tu lista de tareas: selecciona una tarea que lleve ahí, pendiente, atrasada y marcada como importante durante varios días.
2) Esa tarea era importante y no la completaste a tiempo. ¿Por qué? No importa. Léela, visualízala, interiorízala.
3) Firma un acuerdo personal contigo mismo: te comprometes a acabar esa tarea; HOY.
4) Empieza inmediatamente a ejecutar dicha tarea. Si estabas leyendo este blog es que no tenías ningún incendio que apagar ahora mismo. Esta parte es muy importante; no te lo pienses y comienza con la tarea.
5) Ignora cualquier distracción, silencia el móvil, haz logout de gmail, de skype y otros IM, de Facebook y cierra el Marca online, o lo que leas a diario.
6) Trabaja, produce, completa, escribe, piensa, resuelve….. HAZ eso que has empezado a hacer.
7) Al cabo de un tiempo, flojearás. Piensa entonces:
¿Cómo vas a dejar a medias eso que te has comprometido contigo mismo a terminar? Tienes que terminarlo; además, ya estás en ello, lo más sencillo es dejarle resuelto ya. ¡Demonios! ¡¡Te has comprometido contigo mismo!! ¿Tan poco vale tu palabra? ¡¡Vamos!! (… te está enviando mensajes tu Centro de Responsabilidad!!). Vamos, sigue adelante. Escucha esa voz interior y demuestra tu fortaleza, ti valía. ¡Vamos!
Concluye el trabajo. Tacha la tarea. Respira. Disfruta.
Con este sencillo ejercicio has logrado dos cosas: has tachado una tarea de tu lista y has ejercitado tu Centro de Responsabilidad. La próxima vez, igual que cuando corres o haces ejercicio de otro tipo, te costará un poquito menos. Pronto volarás a través de tu lista de tareas diarias; te lo garantizo.
Ahora piensa un rato en metodologías, libros, herramientas GTD y todo lo que quieras; has terminado una tarea de las que estaban en tu lista de tareas desde hace tiempo… y te mereces un tiempo de relax. Piensa en ello y en unos días hablamos de herramientas y metodologías.