Una hora de compromiso al día
“Siembra un acto y cosecharás un hábito. Siembra un hábito y cosecharás un carácter. Siembra un carácter y cosecharás un destino.” Charles Reade (1814-1884) Escritor inglés.
Artículo original de Jero Sánchez. Sígueme en Twitter.
La esencia de la productividad y del desarrollo personal es adquirir buenos hábitos y, en la medida de lo posible, deshacerse de los malos. Tan simple como eso. Pero si has intentado hacer un cambio de hábito alguna vez, sabrás por propia experiencia que decirlo es más fácil que hacerlo. Afortunadamente, la adquisición de nuevos hábitos es un aspecto que ha sido muy estudiado por muchos expertos en desarrollo personal, y en este blog ya hemos dado cuenta de algunos trucos y técnicas que han demostrado su eficacia en muchas ocasiones.
Ahora bien, seamos sinceros. Podemos utilizar todos los trucos que queramos: a la hora de la verdad muchos hábitos se nos siguen resistiendo. ¿Tenemos que aceptar que nunca seremos capaces de cambiarlos, o todavía nos queda un arma ultrasecreta para hacer frente a esos hábitos indestructibles?
Bueno, no se trata de un arma ultrasecreta, pero todavía hay una esperanza. Una técnica denominada “el compromiso de una hora diaria”.
La mayoría de los expertos opinan que, para consolidar un nuevo hábito, hay que repetirlo entre 30 y 60 días seguidos, sin interrupción, dependiendo de lo resistente que sea el “mal” hábito que estemos tratando de sustituir. El problema es que un compromiso de 60 días es más de lo que muchas personas están dispuestas a afrontar.
En estos casos, en lugar de enfocarnos en el largo plazo, a veces funciona mejor fijarnos un compromiso a corto plazo. Obligarnos a cumplir un compromiso durante un día, o incluso una sola hora, ciertamente es mucho más sencillo que comprometernos todo un mes. Psicológicamente hay mucha diferencia.
Imagina que quieres empezar a hacer ejercicio y tomar más agua todos los días. Bueno, pues hoy reserva una hora de tu día y, durante ese tiempo, haz 30 minutos de estiramientos, caminata o pesas, y toma 1 litro de agua. No hagas otras actividades, es tu hora de compromiso diario. Mientras haces ejercicio y tomas agua, sé consciente del momento, disfrútalo y alégrate por la victoria que estás consiguiendo.
Es importante que no pienses en mañana, o en la próxima semana. Tu único objetivo es hoy, es esta hora. Es un compromiso sencillo. Mañana, Dios dirá. Al final, felicítate y prémiate con algo que te guste. ¡Lo has conseguido!
Al día siguiente, si quieres puedes tomarte un descanso. Pero si te sientes con fuerzas, inténtalo de nuevo. Te aseguro que si el nuevo hábito es algo que deseas de verdad –es decir, no es un “debería”–, la adrenalina de la victoria conseguida el día anterior será suficiente para querer ir a por más.
De esta forma, poco a poco y sin darte cuenta, el hábito se empezará a consolidar. Al principio con compromisos de un sólo día. Luego de tres días seguidos. Después de una semana. Hasta que, finalmente, cumplir tu compromiso durante todo un mes no será ningún problema, y el hábito pase a formar parte natural de tu conducta.
¿Tienes hábitos especialmente resistentes que te ha costado desterrar? ¿Habías intentado alguna vez este ejercicio? Comparte tu experiencia con nosotros en un comentario.
Artículo original de Jero Sánchez. Sígueme en Twitter.
La esencia de la productividad y del desarrollo personal es adquirir buenos hábitos y, en la medida de lo posible, deshacerse de los malos. Tan simple como eso. Pero si has intentado hacer un cambio de hábito alguna vez, sabrás por propia experiencia que decirlo es más fácil que hacerlo. Afortunadamente, la adquisición de nuevos hábitos es un aspecto que ha sido muy estudiado por muchos expertos en desarrollo personal, y en este blog ya hemos dado cuenta de algunos trucos y técnicas que han demostrado su eficacia en muchas ocasiones.
Ahora bien, seamos sinceros. Podemos utilizar todos los trucos que queramos: a la hora de la verdad muchos hábitos se nos siguen resistiendo. ¿Tenemos que aceptar que nunca seremos capaces de cambiarlos, o todavía nos queda un arma ultrasecreta para hacer frente a esos hábitos indestructibles?
Bueno, no se trata de un arma ultrasecreta, pero todavía hay una esperanza. Una técnica denominada “el compromiso de una hora diaria”.
La mayoría de los expertos opinan que, para consolidar un nuevo hábito, hay que repetirlo entre 30 y 60 días seguidos, sin interrupción, dependiendo de lo resistente que sea el “mal” hábito que estemos tratando de sustituir. El problema es que un compromiso de 60 días es más de lo que muchas personas están dispuestas a afrontar.
En estos casos, en lugar de enfocarnos en el largo plazo, a veces funciona mejor fijarnos un compromiso a corto plazo. Obligarnos a cumplir un compromiso durante un día, o incluso una sola hora, ciertamente es mucho más sencillo que comprometernos todo un mes. Psicológicamente hay mucha diferencia.
Imagina que quieres empezar a hacer ejercicio y tomar más agua todos los días. Bueno, pues hoy reserva una hora de tu día y, durante ese tiempo, haz 30 minutos de estiramientos, caminata o pesas, y toma 1 litro de agua. No hagas otras actividades, es tu hora de compromiso diario. Mientras haces ejercicio y tomas agua, sé consciente del momento, disfrútalo y alégrate por la victoria que estás consiguiendo.
Es importante que no pienses en mañana, o en la próxima semana. Tu único objetivo es hoy, es esta hora. Es un compromiso sencillo. Mañana, Dios dirá. Al final, felicítate y prémiate con algo que te guste. ¡Lo has conseguido!
Al día siguiente, si quieres puedes tomarte un descanso. Pero si te sientes con fuerzas, inténtalo de nuevo. Te aseguro que si el nuevo hábito es algo que deseas de verdad –es decir, no es un “debería”–, la adrenalina de la victoria conseguida el día anterior será suficiente para querer ir a por más.
De esta forma, poco a poco y sin darte cuenta, el hábito se empezará a consolidar. Al principio con compromisos de un sólo día. Luego de tres días seguidos. Después de una semana. Hasta que, finalmente, cumplir tu compromiso durante todo un mes no será ningún problema, y el hábito pase a formar parte natural de tu conducta.
¿Tienes hábitos especialmente resistentes que te ha costado desterrar? ¿Habías intentado alguna vez este ejercicio? Comparte tu experiencia con nosotros en un comentario.