10 razones para el fracaso
publicado en el blog salmon
He llegado con cierto retraso a un interesante artículo de Joyce Wycoff, gurú de la creatividad y la innovación, en el que mencionan diez razones por las que se puede fracasar en el intento de innovar en la empresa. En concreto menciona las siguientes:
- No crear una cultura que incentive la innovación
- No convencer a los responsables de negocio y conseguir que seinvolucren
- No tener un proceso suficientemente consistente y comprendido a lo largo de todo el sistema
- No asignar recursos específicos al sistema
- No ligar los proyectos a la estrategia de la empresa
- No dedicar suficientente tiempo a los interfaces confusos
- No introducir suficiente diversidad en el proceso
- No desarrollar métricas y criterios desde el principio
- No formar y entrenar a los equipos en innovación
- No tener un sistema de gestión de las ideas
El caso es que revisada la lista, y desde mi óptica de profesional de la Gestión de Proyectos, veo que todos los conceptos son extensibles a este área, y de hecho gran parte de ellos los uso habitualmente cuando expongo ante una organización los aspectos necesarios para instaurar una cultura y un estado de madurez en gestión de proyectos en la empresa, por lo que creo que pueden ser de utilidad a otros muchos campos similares. Quizás diez razones por las que se fracasa en la gestión del conocimiento, o en la instauración de una cultura de atención al cliente.
Para los que estéis interesados, en el artículo Joyce se extiende sobre cada uno de los puntos y conceptos comentados . Sin duda una interesante lectura ahora que enunciamos los buenos propósitos para el próximo año.
Vía | Apuntesgestion
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Errores al crear una empresa
Escrito el 8 de Septiembre de 2006 a las 12:14
Valoramos poco el valor del fracaso y del error. En otras culturas más emprendedoras, como por ejemplo en Estados Unidos, se comprende que para triunfar en los negocios lo más habitual es fallar en las primeras iniciativas, e incluso conocidos hombres de negocios como Donald Trump se han declarado en bancarrota alguna vez (algo que, en España, te borraría de las listas de clientes de los bancos para el resto de tu vida y prácticamente te condenaría a no volver a acercarte a un negocio propio).
Así pues, el miedo al fracaso y sus consecuencias anida en las conciencias emprendedoras y coharta no pocas iniciativas… Luego, nuestros gobernantes se preguntan “¿Como podemos incentivar a los emprendedores?”… Y típicamente lo que se crean son viveros de empresas y subvenciones paupérrimas (ya hablaré algún día de mi impresión sobre las subvenciones).
Voy a intentar poner mi granito de arena con algunos errores que he cometido o he observado en otros a la hora de lanzar una empresa:
1. Confiar la iniciativa a un solo cliente. ¿Que ocurrirá si el proyecto no marcha y el cliente se echa atrás? ¿Que pasaría si cambiasen los directivos y no confian en el proyecto? ¿Y si la empresa quiebra? ¿Y si es comprada por otra empresa? Poner todos los huevos en un solo cesto no suele ser una buena idea. Como mínimo, ve buscando la manera de ampliar el negocio a otros clientes desde el principio, no esperes a que se seque tu única fuente.
2. Demasiados socios. Una de las recetas más habituales para el fracaso. Al principio todo es estupendo e impera el buen rollito y el consenso (ver el punto diez) pero tarde o temprano aparecerán los problemas y las distintas formas de enfocarlos. Si realmente estás decidido a montar una empresa entre varios socios, delegad las decisiones finales en uno solo: Nombrad un Director General y acatad todo lo que el decida hasta que toque revisar su nombramiento, plazo que como mínimo debería ser de un año. Eso no quiere decir que no se discutan las cosas, pero todos debeis estar de acuerdo en que, en última instancia, se hará lo que decida el Director, a quien es de suponer habréis elegido por ser el más capacitado de vosotros para esa función.
3. Socios idénticos. Otra de las casuísticas que observo con mucha frecuencia…Tres ingenieros, o cuatro periodistas, o cinco diseñadores…Para formar un equipo directivo o un conjunto de socios hace falta balancear los caracteres y las habilidades. ¿Quién se encargará de la burocrácia y el papeleo? ¿Quien será el responsable de vender y llevar la interlocución con los clientes? ¿Quien va a encargarse de la producción? Cuando entre un encargo y haya trabajo “del vuestro”…¿Todos vais a querer haceros cargo de él mientras nadie lleva las cuentas?
4. Distinta implicación de los socios. Vale, pueden existir socios capitalistas que sólo aportan recursos financieros y socios implicados en el día a día de la empresa, pero si es así debe quedar muy claramente delimitada la responsabilidad de cada uno y las ventajas que unos obtienen frente a otros en función de su aportación. A la larga, lamentablemente, socios con idénticas participaciones pero distintas implicaciones en el día a día y en el riesgo del negocio suelen desembocar en divorcio.
5. No contar con la financiación adecuada. Es muy bonito pensar que vamos a sacar la empresa adelante financiándonos exclusivamente de nuestros clientes, pero también es bastante utópico. Hay que hacerse a la idea de que, típicamente, los dos primeros años las ventas estarán por debajo de los costes de operación. El plan de negocio es fundamental para determinar las necesidades de financiación de la empresa. Lo cual me lleva al siguiente punto…
6. No contar con un plan de negocio. Si no tienes un plan de negocio, vas virtualmente a la deriva esperando a que las cosas pasen. No tienes un criterio para medir si las cosas se están desarrollando según lo previsto o no. No tienes forma de prever cuánto tiempo te queda si las tendencias siguen como hasta ahora. No puedes saber en qué aspectos se está gastando más dinero del previsto. No puedes buscar consejo sobre tus planes porque no tienes planes. Y sobre todo, no tienes un documento que puedas poner en la mesa de un banco, un cliente o un inversor para decir “no somos unos aficionados, tenemos un plan”. A los que piensen que un plan de negocio es solo papel mojado con cháchara empresarial, les recomiendo que le den otra pensada y le concedan el beneficio de la duda.
7. No enfocar la empresa: Más de una vez he preguntado a algún conocido que empieza una aventura empresarial a qué se va a dedicar su empresa, y la descripción llena casi un folio completo. Error. Céntrate en lo que sabes hacer mejor y ya habrá tiempo de diversificar en el futuro. Solemos tener la tentación de “disparar” a todo lo que se mueva, sobre todo al princpio cuando los clientes tardan en aparecer, pero eso sólo contribuye a que no desarrolles un buen producto o servicio y a que tus clientes no acaben de identificarte con lo que haces. Por otra parte, como digo muchas veces, no montes una empresa de “botijos y centrales nucleares”. Si quieres ampliar tu campo de actuación, que sea con servicios complementarios. Si lo que quieres es diversificar, monta otra empresa: La infraestructura puede compartirse y los clientes no pensarán que eres un diletante.
8.Gastar demasiado. Hace poco, una amiga me comentaba que estaban estudiando si mandar a uno de los socios de su recien creada empresa a hacer un master (pagado por la empresa, por supuesto), ya que eso podría traerles contactos. Error. ¿No podría hacer contactos en otro tipo de actos, como exposiciones, ferias, congresos, cursos, seminarios…? ¿Existe el riesgo de que esa persona haga el master y, posteriormente, se fugue a otra empresa o se monte por su cuenta? En otra aventura que conocí de cerca, la empresa no estaba aun montada y los socios ya estaban decidienco qué sueldos iban a ponerse, si iban a tener coches de empresa, si podían emplear a sus mujeres y parientes… Nunca sobran los recursos: Hay que pensar a largo plazo, y estirar los recursos al máximo. Cuando alquilamos nuestra primera oficina, a todos nos apetece hacernos un despacho en una esquina con muebles de caoba, pero a la larga te apetecerá más cobrar tu sueldo a fin de mes.
9.Implicar a la familia. Con demasiada frecuencia, no te asocias solo con tu amigo: También con su mujer, o con sus hermanos, o incluso con sus padres. Dejad bien claro desde el principo la diferencia entre vida personal y profesional. Y si sabes que con tu amigo te llevas bien, pero con su familiar puede haber problemas, abstente de meterte en negocios con él: Perderas amigo y negocio.
10. Confiar en la buena voluntad : Como me dijo un amigo empresario, “son los hermanos y se pelean por las herencias…Imaginate los socios”. Por muy buenos amigos que seamos, por muy claras que tengamos las cosas…Todo por escrito. Tampoco tiene ningún sentido hacer sacrificios en pro del buen rollo entre los socios, ya que a la mínima podrías querer utilizarlo en tu favor para imponer tu punto de vista, y entonces puede que encuentres que los demás no han visto tu supuesto sacrificio de la misma manera que tú. Piensa en ello como si fuera una empresa para la que trabajas: ¿Aceptarías menos sueldo en pro de la armonía y el buen ambiente en el Departamento? Probablemente habría formas más lógicas de conseguirlo, ¿No?.
Este artículo casi me hace parecer un profeta apocalíptico, pero si reflexionas sobre los puntos que he enumerado verás que no son tan dificiles de evadir. Si tu primera impresión sobre alguno de ellos ha sido de rechazo…Piensalo dos veces. ¡A lo mejor te estás engañando a ti mismo!
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Publicado por VRedondoF para TDM el 11/27/2008 09:06:00 AM