5 claves para reactivar tu Productividad
Pero lo que sí consiguen estas recetas es llamar la atención sobre rutinas, puntos y detalles clave que, una vez corregidos o bien potenciados, sí pueden marcar la diferencia en nuestra Productividad diaria. Por eso las escribo y seguiré escribiéndolas en tanto en cuanto sólo uno de vosotros me diga que le ayudan.
E inspirado por ese pensamiento he considerado que era una buena idea concentrar en un sólo artículo cinco de las más poderosas claves para potenciar y reforzar tu Productividad. Esta es la propuesta que yo te hago…
1 - Tú eres la acción, tú eres la solución
Uno de los momentos de mayor “iluminación productiva” que puede alcanzar alguien (que no te asuste la expresión) es cuando te das cuenta que tú y sólo tú tienes la llave para abrir la mayoría de las puertas que has de abrir. La acción, la iniciativa, la proactividad es la base sobre la que se debe construir todo espíritu productivo. He escrito bastante sobre el temay no quiero resultar cansino, pero si tuviera que resumirlo en sólo tres puntos te daría los siguientes:
- La inmensa mayoría de los problemas se solucionan con la acción del gerundio (haciendo, investigando, pidiendo, colaborando, llamando, escribiendo, yendo, estudiando, etc.)
- Ningún libro, guía, manual, gurú, experto, seminario, blog o artículo de Productividad como este va a hacer las cosas por ti.
- Lo mejor de ti, tu talento, tu brillantez y tu genialidad más ocultas, están todavía por llegar… y sólo saldrán a la luz si haces.
2 - La planificación sólo vale para «hacer»
El GTD o cualquier otro método de organización y planificación son fantásticos aliados que nos pueden ayudar mucho a lidiar con la avalancha de tareas que hemos de encarar a diario. Pero no son pocos quienes caen en las redes de la excesiva planificación, creyendo, erróneamente, que así se hacen y se completan las cosas que tienen pendientes.
La planificación, la organización, las agendas, las listas, los calendarios, las carpetas de “Inbox” o “Próximo”, los Things o los Evernote, son meras herramientas de trabajo, simplemente un martillo para clavar un clavo. Nada más. Pero hay que clavarlo, hay que hacerlo.
Organizarse y planificar es sano y muy recomendable, y cuando manejas muchas tareas es imprescindible. Pero hemos de entender que simplemente es un paso más dentro del proceso de hacer-las-cosas. Pasarte minutos y minutos “mariposeando” por tu aplicación de GTD o recomponiendo listas o carpetas es un peligro no tan evidente que nos acecha. No pierdas de vista que tu misión es hacer y todo lo demás sólo está a tu lado para ayudarte a conseguirlo.
Estar y actuar de forma consciente en el presente te ayuda a hacer y terminar las tareas, y te aleja de las distracciones y otros malos hábitos.
3 - Piensa en grande pero ejecuta en pequeño
Con la palabra “grande” no me refiero sólo a tener una (sana) visión ambiciosa para un proyecto laboral o una etapa vital de tu vida, que también. Sino además a tener la capacidad de contemplar lo que vas o quieres hacer desde la lejanía, con una ponderada perspectiva, siendo consciente del objetivo real y final que quieres alcanzar, de su importancia y su impacto sobre ti. De algún modo es ser capaz de separarte lo suficiente para fotografiar lo que tienes frente a ti y que la fotografía abarque intencionadamente todo el paisaje.
Ese objetivo final es el que cada día ha de inspirarte para ponerte en marcha, para encarar las dificultades y para rebuscar y encontrar la motivación necesarias para aplicar tu talento y energía en cada acción. Y con ese gran objetivo final en mente es fundamental que siempre ejecutes y hagas las cosas “en pequeño”, con pasos cortos y contenidos pero firmes.
Yo siempre seré un defensor acérrimo de lo pequeño, de las mini tareas, de construir a base de sencillos ladrillos. Durante mucho tiempo estuve más centrado en hacer las cosas “a lo grande”, con bravuconadas o drásticos propósitos que exigían mucho de mí y ante los que sucumbía poco después de intentarlos. (Como las resoluciones de Año Nuevo que se desmoronan al cabo de poco más de un mes.) No subestimemos lo pequeño y en apariencia sencillo, porque debajo se esconde el éxito a la hora de hacer-y-conseguir las cosas.
Come a “pequeños bocados”, construye ladrillo a ladrillo, fíjate pequeños pasos y ejecútalos día a día, pero siempre con ese gran objetivo final en mente que cada día también puedes y debes recordar para inspirarte y motivarte.
4 - Ser consciente, estar presente
Uno de los hábitos productivos que más me ha ayudado en los últimos meses es el que yo llamo el “Enfoque”. Consiste en hacer las cosas de forma consciente, estar completamente presente en el momento y actuar con la lucidez del que no sólo mira sino que ve y comprende lo que tiene frente a sí.
El Enfoque tiene innumerables beneficios y es además uno de los mejores remedios frente a alguno de los males improductivos más comunes:
- Te ayuda a calibrar la importancia de lo que haces (poca, mucha o muchísima) y actuar en consecuencia (con poca, mucha o muchísima pasión y tiempo)
- Te ayuda a vencer con más facilidad las distracciones o los despistes porque te hace presente y consciente. “Ahora estoy haciendo esto y nada me va a interrumpir”.
- Te ayuda a eliminar lo que yo llamo la “navegación inconsciente” que hace que vayas deambulando sin sentido ni propósito por Internet, blogs o redes sociales.
- Te ayuda a aprender a decir “no” a alguien o postergar una tarea sacrificándola por otra más importante que en ese momento tienes entre manos.
- Te ayuda a dar sentido y a saborear todo aquello que haces, bien recordándote su propósito, su objetivo final o bien valorando su importancia real.
- Te ayuda a exprimir y disfrutar de cada momento, incluyendo tu tiempo libre (una película con tus amigos, un paseo con tus hijos, la lectura de una novela…)
El Enfoque, estar y actuar de forma consciente en el presente, es un poderosísimo aliado de la Productividad porque te acerca a tus objetivos reales, te ayuda a hacer y terminar las tareas y en la misma medida te aleja de las distracciones y otros malos hábitos.
Fíjate pequeños pasos y ejecútalos día a día, pero siempre con ese gran objetivo final en mente que te inspirará y motivará.
5 - Lo urgente no siempre es lo importante
Priorizar es una palabra que a mi entender está muy prostituida. “Es que tengo que priorizar o no me da tiempo a todo”. Vale, pero ¿cómo priorizas?, ¿en función de qué priorizas?, ¿de acuerdo a su urgencia o a su importancia e impacto reales?
Comprender la verdadera importancia de una tarea es una de las claves de la Productividad. Lo que yo llamo coloquialmente “poner cada calcetín en su cajón” te ayuda a comprender por qué y cómo hay que hacer esto o aquello. Entender la repercusión, calibrar el impacto real que cada cosa tiene en tu día o en un proyecto a largo plazo es la mejor forma de priorizar.
No hablo, naturalmente, de cuando tu jefe te ordena algo. Ahí la prioridad y los motivos están claros. Hablo de la prioridad que nos fijamos nosotros mismos con cada cosa que hacemos: leer el Email, entrar en Twitter, leer feeds, hacer una presentación, acceder a una petición de un compañero, responder a la llamada de un cliente… piensa la cantidad de tareas y cosas que haces al cabo del día.
“¡Es que esto es muy urgente!” ¿De verdad lo es? ¿No puedes posponerlo un poco y hacer ahora eso otro que tienes ahí y que sí es importante? Cuando eres capaz de discernir y separar con nitidez lo Urgente de lo Importante empiezas a actuar con Productividad de verdad.
Recuerda la frase que yo repito con tanta frecuencia en mis artículos: ser productivo es cuestión de saber elegir.