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05 -"Primero las cosas "El Ejecutivo Eficiente

El Ejecutivo Eficiente ( Peter Drucker.)



Capitulo Nº 5 " Primero las cosas "



El único secreto de la efectividad es la concentración. El ejecutivo eficiente hace primero las cosas principales, pero nunca al mismo tiempo.

Analizar las contribuciones ejecutivas revela un exceso de tareas fundamentales y todo estudio de tiempo de un ejecutivo revela exigüidad temporal para llevar a cabo de los aportes más decisivos. Por mejor que maneje su tiempo un ejecutivo la mayor parte no le pertenece, por lo tanto, siempre padece un déficit de tiempo. Cuanto más se concentra el ejecutivo en su contribución superior más lapsos de tiempo continuo requiere.

Cuanto más se empeñe en aprovechar las fuerzas individuales más se dará cuenta de la necesidad de concentrar las energías humanas disponibles en las tareas principales. Esta es la única forma de obtener resultados.

Los seres humanos son distintos entre sí, algunos dan mejores resultados cuando realizan dos tareas paralelas en el tiempo, esto presupone que aportan a cada una el mínimo de energía indispensable para realizarla. Pero muy poca gente puede efectuar a la perfección tres labores importantes.

El ejecutivo necesita concentrarse porque afronta muchas tareas y cada una reclaman absoluta prioridad, al realizar una tarea por vez significa hacerlas todas rápidamente.

Cuando más tiempo, esfuerzos y recursos concentramos mayor número de cosas diversas podemos cabalmente efectuar.

El secreto de quienes hacen muchas cosas, al parecer tan difíciles, realizan una sola cada vez por eso la realizan más pronto que cualquiera que nosotros.

La gente que no termina nunca nada, trabaja más duramente.

1. Porque subestima el tiempo de cualquier labor. Todo ejecutivo eficiente adiciona un margen prudencial de tiempo al realmente requerido.

2. El ejecutivo eficiente no corre, adopta un ritmo moderado pero sostenido.

3. El ejecutivo eficiente se empeña en hacer varias cosas a la vez.

En consecuencia jamás dispone del mínimo tiempo requerido para cumplir cada una de las tareas programadas. Cuando alguna de ella se demora, todo su esquema se derrumba. El ejecutivo eficiente sabe que ha de realizar muchas cosas pero de modo efectivo, por lo tanto, concentra su tiempo y energías y los de la organización para realizar una cosa por vez, primero las principales.



II) Desechando el pasado

La primera regla a cumplir por el ejecutivo antes de concentrarse, es la de desprenderse de todo lo que ha dejado de ser productivo. El ejecutivo eficaz revisa periódicamente su programa de labor y se pregunta que no se hizo hasta ahora, y si debería realizarse en este momento, caso contrario se abandona la tarea.

Es misión específica del ejecutivo comprometer los recursos actuales con miras al futuro. Esto implica que en todo momento debe dedicar una parte de su tiempo, sus energías y su ingenio a enmendar o remendar acciones y decisiones ya propias, ya de sus predecesores.

Pero podemos tratar de limitar nuestra servidumbre al pasado, eliminando todas las actividades y labores heredadas incapaces de brindar nuevos frutos.

Todas las organizaciones son muy propensas a estas dos enfermedades gemelas, pero particularmente los gobiernos. El hombre de negocios que en una gran corporación se queja de la burocracia oficial, acaso fomenta en su propia empresa la proliferación de controles que no controlan nada y el aumento de análisis que no son mas que tapaderas de su renuencia a encarar con firmeza a sus empleados de todo tipo dedicados a toda clase de indagaciones y relaciones.

El ejecutivo que aspira a la eficacia y que anhela que su empresa sea eficaz, vigila todos los programas y actividades.





III) Prioridades y posterioridades.

Siempre hay mas tareas útiles con miras al futuro, que tiempo para realizarlas y más oportunidades que gente capaz de aprovecharlas, por lo tanto, debemos resolver que tareas merecen prioridad y cuales son menos importantes. La dificultad se presenta en saber de donde emanarán las decisiones del ejecutivo o las presiones, pero igualmente las tareas habrán de ajustarse al tiempo disponible y las oportunidades serán aprovechables en la medida en que haya gente capaz de encauzarlas.

Si se permite que las decisiones se originen en las presiones y no en el ejecutivo, entonces las tareas más importantes serán sacrificadas

Una tarea se ha consumado cuando se ha convertido en acción y conducta dentro de una organización. Esto se completa cuando otras personas la hacen suya, aceptan nuevas formas de hacer cosas viejas o tomar el proyecto completado por el ejecutivo como rutina diaria. Si esto ocurre por falta de tiempo, entonces todo el trabajo y el esfuerzo habrán sido en vano.

La razón por la cual pocos ejecutivos se concentran, es por la dificultad de establecer posterioridades, o sea de resolver que tares serán dejadas de lado.

Casi todos los ejecutivos saben por experiencia que lo que se pospone se abandona y resulta desagradable retomar un asunto postergado en el primer momento.

La certidumbre de que realmente abandonamos lo que diferimos, despierta en el ejecutivo el temor de postergar las cosas. Toda postergación es peligrosa por que lo que relegamos puede convertirse en el éxito de un competidor.

Lo fundamental, en lo que atañe a prioridades, no es realizar un inteligente estudio, sino tener coraje.

Del coraje mas que de cualquier análisis dimanan las reglas verdaderamente decisivas que rigen las prioridades:

· Escoger el futuro contra el pasado.

· Enfocar la oportunidad mas que el problema.

· Elegir el propio rumbo, en vez de seguir la corriente.

· Apuntar alto a una meta diferente y no a lo seguro y fácil de ejecutar.

Numerosos estudios de investigadores científicos han demostrado que el éxito depende menos de la capacidad de investigación que del coraje de lanzarse en pos de la oportunidad .

En el campo de los negocios, las compañías más prospera no son las que desarrollan nuevos productos dentro de las líneas ya existentes, sino la que introducen nuevas técnicas. El ejecutivo eficiente no se compromete más de la tarea única que realiza en el presente. Luego estudia la situación y afronta la nueva faena que surge ante él.

La concentración, es decir, el coraje de imponer al tiempo y los eventos su propia decisión, respecto a los asuntos que realmente importa y surge primero, es la única posibilidad que tiene el ejecutivo de dominar al tiempo y los eventos.